Texto basado en la edición príncipe en PARTE VEINTECUATRO DE LAS COMEDIAS
DEL FÉNIX DE ESPAÑA LOPE DE VEGA CARPIO (Zaragoza: Diego Dormer, 1633), pero
este texto se ha comparado con el encontrado en la PARTE SEGUNDA DE LAS COMEDIAS
DEL LICENCIADO DON JUAN RUIZ DE ALARCÓN Y MENDOZA (Barcelona; Sebastián de
Cormellas, 1634). Fue preparado por Vern Williamsen y luego pasado a su forma
electrónica en 1998.
Personas
que hablan en ella:
Salen Doña INÉS, de luto, y MENCÍA
MENCÍA: Ya que tan sola has quedado [redondillas]
con la muerte del Marqués
tu padre, forzoso es,
señora, tomar estado;
que en su casa has sucedido, 5
y una mujer principal
parece en la corte mal
sin padres y sin marido.
INÉS: Ni más puedo responderte,
ni puedo más resolver, 10
de que a mi padre he de ser
tan obediente en la muerte
como en la vida lo fui;
y con este justo intento
aguardo su testamento 15
para disponer de mí.
Sale BELTRÁN de camino
BELTRÁN:: Dame, señora, los pies.
INÉS: Vengas muy en hora buena,
Beltrán, amigo.
BELTRÁN: La pena
de la muerte del Marqués, 20
mi señor, que esté en la gloria,
me pesa de renovarte,
cuando era bien apartarte
de tan funesta memoria;
mas cumplo lo que ordenó 25
cercano al último aliento:
en lugar de testamento
este pliego me entregó,
sobrescrito para ti.
Dale un pliego
INÉS: A recebirle, del pecho 30
sale, en lágrimas deshecho
Abre el pliego
el corazón. Dice así:
Lee
"Antes que te cases, mira lo que haces."
MENCÍA: ¿No dice más?
INÉS: No, Mencía.
BELTRÁN: Su postrer disposición
cifró toda en un renglón. 35
INÉS: ¡Ay, querido padre! Fía
que no exceda a lo que escribes
mi obediencia un breve punto,
y que aun después de difunto
presente a mis ojos vives. 40
Y vos, si el haber nacido
en mi casa, y si el amor
que del Marqués, mi señor,
habéis, Beltrán, merecido;
si la firme confïanza 45
con que en vuestra fe y lealtad
resignó su voluntad
aseguran mi esperanza,
sed de mi justa intención
el favorable instrumento, 50
con que de este testamento
disponga la ejecución.
Sólo de vuestra verdad
he de fïar el efeto;
y la elección del sujeto, 55
a quien de mi libertad
entregue la posesión,
de vos ha de proceder,
y obligarme a resolver
sola vuestra información. 60
BELTRÁN: No tengo que encarecerte
mi obligación y mi fe,
pues ellas, según se ve,
son las que pueden moverte
a hacerme tu consejero. 65
INÉS: Venid conmigo a saber,
Beltrán, lo que habéis de hacer;
que eligir esposo quiero
con tan atentos sentidos
y con tan curioso examen 70
de sus partes, que me llamen
el "examen de maridos."
Vanse. Salen don FERNANDO y el conde
CARLOS
FERNANDO: Pensar que sólo sois vos
dueño de su voluntad,
y, según vuestra amistad, 75
una alma vive en los dos,
de vos me obliga a fïar
y pediros una cosa,
que, por ser dificultosa,
podréis vos sólo alcanzar. 80
CARLOS: Si como habéis entendido,
don Fernando, esa amistad,
conocéis la voluntad
con que siempre os he servido,
seguro de mí os fiáis, 85
pues ya, según mi afición,
sólo con la dilación
puede ser que me ofendáis.
FERNANDO: Ya pues, Conde, habréis sabido
que el Marqués a Blanca adora. 90
CARLOS: De vos, don Fernando, agora
solamente lo he entendido.
FERNANDO: Negaréislo como amigo
y secretario fïel
del Marqués.
CARLOS: Jamás con él 95
he llegado, ni él conmigo,
a que de tales secretos
partícipes nos hagamos;
o sea porque adoramos
tan soberanos sujetos, 100
que, con darle a la amistad
nombre de sacra y divina,
aun no la juzgamos digna
de atreverse a su deidad;
o porque el celo y rigor 105
de esta amistad es tan justo,
que niega culpas del gusto
y delitos del amor;
o porque de ese cuidado
vivimos libres los dos, 110
y en lo que os han dicho a vos
acaso os han engañado.
FERNANDO: No importa para el intento
haberlo sabido o no;
ser así y saberlo yo 115
es la causa y fundamento
que me obligó a resolverme
a que de vuestra amistad,
nobleza y autoridad
en esto venga a valerme. 120
Y así, supuesto, señor,
que si el Marqués pretendiese
que Blanca su esposa fuese,
no me encubriera su amor,
pues, si sus méritos son 125
tan notorios, se podría
prometer que alcanzaría
por concierto su intención;
de aquí arguyo que su amor
sólo aspira a fin injusto, 130
y quiere alcanzar su gusto
con ofensa de mi honor.
Vos, pues, de cuya cordura,
grandeza y valor confío,
remediad el honor mío 135
y corregid su locura;
que en los dos evitaréis
con esto el lance postrero,
pues lo ha de hacer el acero
si vos, Conde, no lo hacéis. 140
CARLOS: Fernando, bien sabéis vos
que, por no sujeto a ley
el amor, le pintan rey,
niño, ciego, loco y dios.
Y así, en este caso, yo, 145
si he de hablar como discreto,
el intentarlo os prometo,
pero el conseguirlo no;
que por locura condeno
que se prometa el valor 150
ni poder más que el Amor,
ni asegurar hecho ajeno.
Mas esto sólo fïad,
pues de mí os queréis valer:
que el Marqués ha de perder 155
o su amor o mi amistad.
FERNANDO: Esa palabra me anima
a pensar que venceréis;
que sé lo que vos valéis
y sé lo que él os estima. 160
CARLOS: No admite comparación
nuestra amistad; mas yo sigo
en las finezas de amigo
las leyes de la razón:
en esto la tenéis vos, 165
y de vuestra parte estoy.
FERNANDO: Seguro con eso voy.
CARLOS: Dios os guarde.
FERNANDO: Guárdeos Dios.
Vase don FERNANDO. Salen el MARQUÉS y
OCHAVO
OCHAVO: Él es un capricho extraño.
MARQUÉS: ¿Examen hace, curiosa, 170
de pretendientes?
OCHAVO: ¡Qué cosa
para los mozos de hogaño!
MARQUÉS: Conde...
CARLOS: Marqués...
MARQUÉS: Escuchad
el más nuevo pensamiento
que en humano entendimiento 175
puso la curiosidad.
CARLOS: Decid.
A OCHAVO
MARQUÉS: Vuelve a referirlo
con todas sus circunstancias.
OCHAVO: Perdonad mis ignorancias,
pues de mí queréis oírlo. 180
La sin igual doña Inés, [romance]
a cuyas divinas partes
se junta ya el ser marquesa
por la muerte de su padre,
abriendo su testamento, 185
con resolución de darle
el cumplimiento debido
a postreras voluntades,
halló que era un pliego a ella
sobrescrito y que no trae 190
más que un renglón todo él,
en que le dice su padre,
"Antes que te cases, mira lo que haces." [sin n.]
Puso en ella este consejo
un ánimo tan constante
de ejecutarlo, que intenta 195
el capricho más notable
que de romanas matronas
cuentan las antigüedades.
Cuanto a lo primero, a todos,
gentileshombres y pajes 200
y crïados de su casa,
orden ha dado inviolable
de que admitan los recados,
los papeles y mensajes
de cuantos de su hermosura 205
pretendieran ser galanes.
Con esto, en un blanco libro,
cuyo título es "Examen
de maridos," va poniendo
la hacienda, las calidades, 210
las costumbres, los defetos
y excelencias personales
de todos sus pretendientes,
conforme puede informarse
de lo que la fama dice 215
y la inquisición que hace.
Estas relaciones llama
"consultas", y "memoriales"
los billetes, y "recuerdos"
los paseos y mensajes. 220
Lo primero, notifica
a todo admitido amante
que sufra la competencia
sin que el limpio acero saque;
y al que por esto, o por otro 225
defeto, una vez borrare
del libro, no hay esperanza
de que vuelva a consultarle.
Declara que amor con ella
no es mérito, y sólo valen, 230
para obligar su albedrío,
proprias y adquiridas partes;
de manera que ha de ser,
quien a su gloria aspirare,
por elección venturoso, 235
y eligido por examen.
CARLOS: ¡Extraña imaginación!
MARQUÉS: ¡Paradójico dislate!
OCHAVO: ¡Caprichoso desatino!
CARLOS: (¡Ah, ingrata! ¿Qué novedades Aparte 240
inventas para ofenderme,
y trazas para matarme?
¿Qué me ha de valer contigo,
si tanto amor no me vale?
¿Posible es, crüel, que intentes, 245
contra leyes naturales,
que sin amor te merezcan
y que sin celos te amen?)
MARQUÉS: Ya, con tan alta ocasión,
imagino en los galanes 250
de la corte mil mudanzas
de costumbres y de trajes.
CARLOS: La fingida hipocresía,
la industria, el cuidado, el arte
a la verdad vencerán. 255
Más valdrá quien más engañe.
Ochavo, déjanos solos,
que tengo un caso importante
que tratar con el Marqués.
OCHAVO: Si es importante, bien haces 260
en ocultarlo de mí,
que cualquiera que fïare
de crïados su secreto,
vendrá a arrepentirse tarde.
Vase OCHAVO
MARQUÉS: Cuidadoso espero ya 265
lo que tenéis que tratarme.
CARLOS: Retóricas persuasiones
y proemios elegantes
para pedir, son ofensas
de las firmes amistades; 270
y así, es bien que brevemente
mi pensamiento os declare.
De don Fernando de Herrera
la noble y antigua sangre,
ni puede nadie ignorarla 275
ni ofenderla debe nadie;
y el que es mi amigo, Marqués,
no ha de decirse que hace
sinrazón, mientras un alma
ambos pechos informare. 280
Una de tres escoged:
o no amar a Blanca, o darle
la mano, o dejar de ser
mi amigo por ser su amante.
MARQUÉS: Primero que me resuelva 285
en un negocio tan grave,
los celos de mi amistad,
que al encuentro, Conde, salen,
me obligan a que averigüe
mis quejas y sus verdades. 290
¿Cómo, si de ajena boca
supistes que soy amante
de Blanca, no tenéis celos
de que de vos lo ocultase?
CARLOS: Porque los cuerdos amigos 295
tienen razón de quejarse
de que la verdad les nieguen,
mas no de que se la callen;
y así, de vuestro silencio
no he formado celos, antes 300
os estoy agradecido,
que presumo que el callarme
vuestra afición fue recelo
de que yo la reprobase,
porque no consienten culpas 305
las honradas amistades.
Y así, Marqués, resolveos
a olvidalla o a olvidarme,
que la razón siempre a mí
me ha de tener de su parte. 310
MARQUÉS: Puesto, Conde, que el más rudo
el imperio de Amor sabe,
con vos, que prudente sois,
no trato de disculparme.
Dar la mano a doña Blanca 315
no es posible, sin que pase
el mayorazgo que gozo
al más cercano en mi sangre;
que obliga de su erección
un estatuto inviolable 320
a que el sucesor elija
esposa de su linaje.
Yo, pues, antes de escucharos,
viendo estas dificultades,
procuraba ya remedios 325
de olvidarla y de mudarme;
y ha sido el mandarlo vos
el mayor, pues es tan grande
mi amistad, que lo imposible
por vos me parece fácil. 330
CARLOS: Supuesto que no hay finezas
que a la vuestra se aventajen,
os las promete a lo menos
mi agradecimiento iguales.
Y adiós, Marqués, porque quiero 335
dar al cuidadoso padre
de Blanca esta feliz nueva.
MARQUÉS: Bien podéis asegurarle
que no hará la muerte misma
que esta palabra os quebrante. 340
CARLOS: Cuando no vuestra amistad,
me asegura vuestra sangre.
Vanse. Salen el conde CARLOS y el conde ALBERTO,
por una parte, y por otra el conde don JUAN
JUAN: ¡Conde!
ALBERTO: ¡Don Juan!
JUAN: Con hallaros [redondillas]
en esta casa me dais
indicios de que intentáis 345
de marido examinaros.
ALBERTO: Dado que no tengo amor,
por curiosidad deseo
de este examen de himeneo
ser también competidor. 350
Mas lo que pensáis de mí
por el lugar en que estoy,
de vos presumiendo voy,
pues también os hallo aquí.
JUAN: Siendo en tan alta ocasión 355
de méritos la contienda,
pienso que quien no pretenda
perderá reputación.
Sale don GUILLÉN
GUILLÉN: ¡Copiosa está de guerreros
la estacada!
ALBERTO: ¡Don Guillén! 360
¿Sois opositor también?
GUILLÉN: Con tan nobles caballeros,
si es que aspiráis a eligidos,
fuerza es probar mi valor;
que si es tal el vencedor, 365
no es deshonra ser vencidos.
ALBERTO: ¡Que en novedad tan extraña
diese la Marquesa hermosa!
GUILLÉN: Por ella será famosa
eternamente en España. 370
JUAN: Al fin, quiere voluntades
a la usanza de Valencia;
que sufran la competencia
sin celos ni enemistades.
ALBERTO: Nueva Penélope ha sido. 375
Sale OCHAVO
OCHAVO: (¡Plega a Dios no haya en la corte Aparte
algún Ulises que corte
en cierne tanto marido!)
JUAN: Beltrán sale aquí.
ALBERTO: Y él es,
según he sido informado, 380
el secretario y privado
de la hermosa doña Inés.
OCHAVO: Y a fe que es del tiempo vario
efecto bien peregrino
que, no siendo vizcaíno, 385
llegase a ser secretario.
Sale BELTRÁN
BELTRÁN: (Al cebo de doña Inés Aparte
pican todos, que es gran cosa
gozar de mujer hermosa
y un título de marqués.) 390
ALBERTO: Señor Beltrán, la intención
de la Marquesa, que ha dado,
como a los pechos cuidado,
a la fama admiración,
causa el concurso que veis; 395
Quiere darle un papel
mis partes y calidades
son éstas, y son verdades
que presto probar podréis.
JUAN: Éste mis partes refiere.
Quiere darle otro papel
BELTRÁN: La Marquesa mi señora 400
saldrá de su cuarto agora;
que veros a todos quiere.
A ella dad los memoriales;
porque informarse procura
de la voz, la compostura, 405
y las partes personales
de cada cual por sus ojos.
OCHAVO: Es prudencia y discreción
no entregar por relación
tan soberanos despojos. 410
BELTRÁN: Ella sale.
Compónense todos
OCHAVO: (Gusto es vellos Aparte
cuidadosos y afectados,
compuestos y mesurados,
alzar bigotes y cuellos.
Parécenme propriamente, 415
en sus aspectos e indicios,
los pretendientes de oficios,
cuando ven al Presidente.
Mas, por Dios, que es la crïada
como un oro.)
Salen Doña INÉS y MENCÍA
¡Oye, doncella! 420
MENCÍA: ¿Qué quiere?
OCHAVO: El amor por ella
me ha dado una virotada.
MENCÍA: Aun bien que hay en el lugar
albéitares.
OCHAVO: Pues, traidora,
¿tan bestia es el que te adora, 425
que albéitar le ha de curar?
ALBERTO: Puesto que el alma confiesa
que no hay méritos humanos
que a los vuestros soberanos
igualen, bella Marquesa, 430
si alguno ha de poseeros,
hacer esto es competir
con todos, no presumir
que he de poder mereceros;
y a este fin he reducido 435
mis partes a este papel,
humilde como fïel.
Dale un memorial
INÉS: (¡Qué retórico marido!) Aparte
Yo atenderé como es justo
a vuestros méritos, Conde. 440
OCHAVO: (Como rey, por Dios, responde; Aparte
ella es loca de buen gusto.)
JUAN: Yo soy, señora, don Juan
de Guzmán. Aquí veréis
Dale un papel
lo demás, si en mí queréis 445
más partes que ser Guzmán.
INÉS: (¡Qué amante tan enflautado!) Aparte
Yo lo veré.
OCHAVO: (¡Linda cosa Aparte
la voz sutil y melosa
en un hombre muy barbado!) 450
GUILLÉN: Don Guillén soy de Aragón,
que si por amor hubiera
de mereceros, ya fuera
mi esperanza posesión.
Dale un memorial
Éste os puede referir 455
mis méritos verdaderos,
pocos para mereceros,
muchos para competir.
INÉS: (¡Qué meditada oración!) Aparte
Yo veré el papel.
OCHAVO: (¡Qué bien Aparte 460
trajo el culto don Guillén
la tal contraposición!)
INÉS: Con vuestra licencia, quiero
retirarme.
ALBERTO: Loco estoy.
Vase
JUAN: Libre vine y preso voy. 465
Vase
GUILLÉN: Por vos vivo y sin vos muero.
Vase
INÉS: Tened esos memoriales.
Dalos a BELTRÁN
Mas, ¿qué busca este mancebo?
OCHAVO: Por ver capricho tan nuevo
me atreví a vuestros umbrales; 470
y aunque de esta mocedad
y paradójico intento
os alabe el pensamiento,
tengo una dificultad,
y es que en vuestros pretensores 475
me han dicho que examináis
lo visible, y no tratáis
de las partes interiores,
en que muchas veces vi
disimulados engaños, 480
que causan mayores daños
al matrimonio; y así
quiero saber qué invención
o industria pensáis tener,
o qué examen ha de haber 485
para su averiguación.
INÉS: ¿No hay remedio?
OCHAVO: Uno de dos
en dificultad tan nueva:
recebir la causa a prueba,
o encomendárselo a Dios. 490
INÉS: De buen gusto es la advertencia.
¿Queréis otra cosa aquí?
OCHAVO: Un nuevo amante, por mí,
Marquesa, os pide licencia
para veros e informaros 495
de sus méritos; que puesto
que a todos la dais, en esto
quiere también obligaros.
INÉS: ¿Quién es?
OCHAVO: Señora, el Marqués
vuestro deudo.
INÉS: Ya ha ofendido 500
su valor, pues ha pedido
lo que a todos común es.
OCHAVO: Tiene el ser desconfïado
de discreto; y le parece,
Marquesa, que aun no merece 505
ser de vos examinado.
INÉS: Pues yo no sólo le doy
licencia, pero juzgara
por agravio que no honrara
el examen.
OCHAVO: Pues yo voy 510
con nueva tan venturosa;
y tanto vos lo seáis,
pues cual sabia examináis,
que no elijáis como hermosa.
Vanse doña INÉS y BELTRÁN
Y tú, enemiga, haz también 515
un examen; y si acaso
te merezco, pues me abraso,
trueca en favor el desdén.
MENCÍA: ¿Bebe?
OCHAVO: Bebo.
MENCÍA: ¿Vino?
OCHAVO: Puro.
MENCÍA: Pues ya queda reprobado; 520
que yo quiero esposo aguado.
Vase
OCHAVO: ¡Escucha! En vano procuro
detenerla. ¡Bueno quedo!
¡Vive Dios, que estoy herido!
Pero si mi culpa ha sido 525
beberlo puro, bien puedo
no quedar desesperado.
Aguado soy, que aunque puro
siempre beberlo procuro,
siempre al fin lo bebo aguado, 530
pues todo, por nuestro mal,
antes de salir del cuero,
en el Adán tabernero
peca en agua original.
Vase. Salen doña BLANCA Y CLAVELA con
mantos
CLAVELA: Pienso que no te está bien 535
mostrar al Marqués amor,
porque es la contra mejor,
de un desdén, otro desdén.
Si su mudanza recelas,
tu firmeza te destruye, 540
porque al amante que huye,
seguirle es ponerle espuelas.
BLANCA: Ya que pierdo la esperanza
que tan segura tenía,
saber al menos querría 545
la ocasión de su mudanza;
y por esto le he citado,
sin declararle quién soy,
para el sitio donde estoy.
CLAVELA: Él vendrá bien descuidado 550
de que eres tú quien le llama.
Salen el MARQUÉS y OCHAVO, por otra
parte
OCHAVO: Su hermosura y su intención
son tan nuevas, que ya son
la fábula de la Fama;
y al fin, no sólo te ha dado 555
la licencia que has pedido,
pero se hubiera ofendido
de que no hubieras honrado
el concurso generoso
que al examen se le ofrece. 560
MARQUÉS: Locura, por Dios, parece
su intento; mas ya es forzoso
seguir a todos en eso.
OCHAVO: Un aguacero cayó
en un lugar, que privó 565
a cuantos mojó de seso;
y un sabio, que por ventura
se escapó del aguacero,
viendo que al lugar entero
era común la locura, 570
mojóse y enloqueció,
diciendo, "En esto, ¿qué pierdo?
Aquí, donde nadie es cuerdo,
¿para qué he de serio yo?"
Así agora no se excusa, 575
supuesto que a todos ves
examinarse, que des
en seguir lo que se usa.
MARQUÉS: Bien dices, que era el no hacerlo
dar al mundo qué decir. 580
Pero quiérote advertir
de que nadie ha de entenderlo
hasta salir vencedor;
porque si quedo vencido,
no quiero quedar corrido. 585
OCHAVO: Mármol soy.
MARQUÉS: Este temor
me obliga así a recatar,
aunque mi pecho confía
que doña Inés será mía
si me llego a examinar. 590
BLANCA: ¿Que doña Inés será vuestra,
si a examinaros llegáis?
MARQUÉS: ¡Oh Blanca! ¿Vos me escucháis?
BLANCA: Quien tanta inconstancia muestra
como vos, ¿tiene esperanza 595
de que saldrá vencedor,
siendo el defecto mayor
en un hombre la mudanza?
¿De qué os admiráis? Yo fui,
yo fui la que os he llamado, 600
viendo que con tal cuidado
andáis huyendo de mí,
para saber la ocasión
que os he dado, o vos tomáis,
para que así me rompáis 605
tan precisa obligación;
y de vuestros mismos labios,
antes que os la preguntara,
quiso el cielo que escuchara
la ocasión de mis agravios. 610
MARQUÉS: Blanca, no te desenfrenes;
escucha atenta primero
mi disculpa, y después quiero
que, si es razón, me condenes.
Cuando empezó mi deseo 615
a mostrar que en ti vivía,
ni aun la esperanza tenía
del estado que hoy poseo.
Entonces tú, como a pobre,
te mostraste siempre dura; 620
que el oro de tu hermosura
no se dignaba del cobre.
Heredé por suerte; y luego,
o fuese ambición o amor,
mostraste a mi ciego ardor 625
correspondencias de fuego.
Mas la herencia, que la gloria
me dio de tu vencimiento,
fue también impedimento
para gozar la vitoria; 630
porque estoy, Blanca, obligado
a dar la mano a mujer
de mi linaje, o perder
la posesión del estado.
Esta ocasión me desvía 635
de ti pues, según arguyo,
ni rico puedo ser tuyo,
ni pobre quieres ser mía.
Perdida, pues, tu esperanza,
si otra doy en celebrar, 640
es divertirme, no amar;
es remedio, no mudanza.
Así que, a no poder más,
mudo intento; si pudieres,
haz lo mismo; que si quieres, 645
mujer eres, y podrás.
Vase
BLANCA: ¡Oye!
CLAVELA: Alas lleva en los pies.
OCHAVO: (¡Cielos, haced que algún día Aparte
pueda yo hacer con Mencía
lo que con Blanca el Marqués!) 650
Vase
BLANCA: Desesperada esperanza,
el loco intento mudad,
y de ofendida apelad
del amor a la venganza.
¡Por los cielos, inconstante, 655
ya que tu agravio me obliga,
que has de llorarme enemiga,
pues no me estimas amante!
¡A tus gustos, tus intentos,
tus fines, me he de oponer! 660
¡Seré verdugo al nacer
de tus mismos pensamientos!
CLAVELA: De cólera estás perdida;
loca te tiene el despecho.
BLANCA: ¡Sierpes apacienta el pecho 665
de una mujer ofendida!
Vanse. Sale el conde don JUAN
JUAN: De tus ojos salgo ciego
y abrasado, Inés hermosa,
cual la incauta mariposa
busca luz y encuentra fuego. 670
Sale el conde CARLOS
CARLOS: (¿Aquí está el conde don Juan? Aparte
¡Todo el infierno arde en mí!)
Conde, de hallaros aquí
ciertas sospechas me dan
de que pretendéis entrar 675
en el examen.
JUAN: Pues ¿quién
no aspira a tan alto bien,
si méritos lo han de dar?
CARLOS: Quien supiere que a la bella
Inés ha un siglo que quiere 680
Carlos.
JUAN: Si quien lo supiere,
Conde, no ha de pretendella,
de esa obligación me hallo
con justa causa exclüido,
porque nunca lo he sabido. 685
CARLOS: ¿No basta, pues, escuchallo
aquí de mí, si hasta agora
la he servido con secreto,
justo y forzoso respeto
del que estima a la que adora? 690
JUAN: No basta a quien se ha empeñado
sin saberlo: a no empezar
podéis con eso obligar;
mas no a dejar lo empezado.
CARLOS: Esta espada sabrá hacer 695
que sobre decirlo yo
para dejarlo.
JUAN: Y que no
ésta sabrá defender;
y esto en el campo, no aquí;
que es sagrado este lugar. 700
CARLOS: Allá os espero mostrar
el valor que vive en mí.
Sale doña INÉS
INÉS: ¿Qué es esto? Conde don Juan,
conde Carlos, ¿dónde vais?
CARLOS: Solamente a que entendáis 705
los excesos a que dan
ocasión vuestros antojos.
Venid.
JUAN: Vamos.
INÉS: ¡Deteneos,
que mal logrará deseos
quien obliga con enojos! 710
Sabiendo que es lo primero
que he advertido en este examen
que no ha de entrar en certamen
quien por mí saque el acero,
¿cómo aquí con ofenderme, 715
queréis los dos obligarme,
pues que pretendéis ganarme
con el medio de perderme?
El fin de esta pretensión
¿consiste en vuestro albedrío? 720
¿Es vuestro gusto, o el mío,
quien ha de hacer la elección?
Sufra, pues, quien alcanzarme
procure, la competencia,
o confiese en mi presencia 725
que no pretende obligarme.
JUAN: No hay más ley que vuestro gusto
para mi abrasado pecho.
CARLOS: Y yo, Inés, aunque a despecho
de un agravio tan injusto 730
como recibo de vos,
me dispongo a obedeceros.
INÉS: De no sacar los aceros
me dad palabra los dos.
CARLOS: Yo por serviros la doy. 735
JUAN: Yo la doy por obligaros;
que a morir, por no enojaros,
dispuesto, señora, estoy.
Vase el conde don JUAN
CARLOS: ¡Ah, Marquesa! ¡A Dios pluguiera, [décimas]
pues os cansa el amor mío, 740
fuese mío mi albedrío
para que no os ofendiera!
¡Pluguiera a Dios que pudiera
poner freno a mis pasiones
el ver vuestras sinrazones! 745
Que cuando el amor es furia,
los golpes que da la injuria
rematan más las prisiones.
Apaga el cierzo violento
llama que empieza a nacer; 750
mas en llegando a crecer,
le aumenta fuerzas el viento.
Ya estaba en mi pensamiento
apoderado el furor
de vuestro amoroso ardor; 755
y a quien llega a estar tan ciego,
cada agravio da más fuego,
cada desdén, más amor.
INÉS: Basta, Conde; que llenáis
de vanas quejas el viento, 760
si de vuestro sentimiento
la ocasión no declaráis.
¿De qué agravios me acusáis?
CARLOS: El preguntarlo es mayor
ofensa y nuevo rigor, 765
pues para que os disculpéis
de vuestro error, os hacéis
ignorante de mi amor.
¿Podéisme negar acaso
que dos veces cubrió el suelo 770
tierna flor y duro hielo
después que por vos me abraso?
El fiero dolor que paso
por vuestros ricos despojos,
aunque a encubrir mis enojos 775
el recato me ha obligado,
¿no os lo ha dicho mi cuidado
con la lengua de mis ojos?
¿No han sido mi claro oriente
vuestros balcones, y han visto 780
que ha dos años que conquisto
su hielo con fuego ardiente?
Si os amé tan cautamente,
que apenas habéis sabido
vos misma que os he querido, 785
ésa es fineza mayor,
pues, muriendo, vuestro honor
a mi vida he preferido.
Pues cuando, tras esto, dais
licencia a nuevos cuidados, 790
para ser examinados
porque el más digno elijáis,
¿cómo, decid, preguntáis
a un despreciado y celoso
de qué se muestra quejoso? 795
Cuando por amante no,
por mí ¿no merezco yo
ser con vos más venturoso?
INÉS: Negarlo fuera ofenderos;
pero vos me disculpáis, 800
y con lo que me acusáis
pienso yo satisfaceros.
Si entre tantos caballeros
como al examen se ofrecen
vuestras partes os parecen 805
dignas de ser preferidas,
ellas serán elegidas,
si más que todas merecen.
Mas si acaso el proprio amor
os engaña, y otro amante, 810
aunque menos arrogante,
en partes es superior,
ni es ofensa ni es error,
si en mi provecho me agrada,
de vuestro daño olvidada, 815
que el que es más digno me venza;
que de sí misma comienza
la caridad ordenada.
CARLOS: Y de amar vuestra beldad
¿cuáles los méritos son? 820
INÉS: Amar por inclinación
es propria comodidad.
Si presa la voluntad
del deseo, se fatiga
porque el deleite consiga, 825
del bien que pretende nace;
y quien su negocio hace,
a nadie con él obliga.
Demás que, si amarme fuera
conmigo merecimiento, 830
no sólo vuestro tormento
obligada me tuviera;
que no tantos en la esfera
leves átomos se miran,
ni en cuanto los rayos giran 835
del sol claro arenas doran,
cuantos más que vos me adoran,
que menos que vos suspiran.
Pero, supuesto que amarme
no me obliga, imaginad 840
que cumplir mi voluntad
es el modo de obligarme.
El más digno ha de alcanzarme;
si vuestros méritos claros
esperan aventajaros, 845
en obligación me estáis,
pues por una que intentáis,
dos vitorias quiero daros.
Corta hazaña es por amor
conquistar una mujer; 850
ilustre vitoria es ser
por méritos vencedor.
De mí os ha de hacer señor
la elección, no la ventura.
Si no os parece cordura 855
el nuevo intento que veis,
al menos no negaréis
que es de honrada esta locura.
CARLOS: En fin, ¿que en vano porfío
disuadiros ese intento? 860
INÉS: Antes que mi pensamiento,
se mudará el norte frío.
CARLOS: Pues yo de todos confío
ser por partes vencedor;
mas ved que en tan ciego amor 865
mis sentidos abrasáis,
que si en la elección erráis,
no he de sufrir el error.
Mirad cómo os resolvéis,
y advertid bien, si a mí no, 870
que merezca más que yo
a quien vuestra mano deis;
pues como vos proponéis
que vencer, para venceros,
tantos nobles caballeros 875
son dos tan altas vitorias,
son dos afrentas notorias
las que recibo en perderos.
Yo enfrenaré mi pasión
si es más digno el más dichoso, 880
obediente al imperioso
dictamen de la razón;
pero siendo en la elección
vos errada y yo ofendido,
¡vive Dios, que al preferido 885
ha de hacer mi furia ardiente
teatro de delincuente
del tálamo de marido!
INÉS: Pensad que si no vencéis,
no habéis de quedar quejoso; 890
que será tal, el dichoso,
que vos mismo lo aprobéis.
CARLOS: Cumplid lo que prometéis.
INÉS: Tal examen he de hacer,
que a todos dé, al escoger, 895
qué envidiar, no qué culpar.
CARLOS: Pues, Inés, a examinar.
INÉS: Pues, Carlos, a merecer.
Texto electrónico por Vern G. Williamsen
y J T Abraham
Formateo adicional por Matthew D. Stroud
Actualización más reciente: 24 Jun 2002